Dinero, alhajas, relojes, documentación, escrituras, pendrives, cuadros o cualquier objeto de gran valor económico o sentimental, debe estar en resguardo, fuera del alcance del delincuente.
Por Juan Piantoni (*)
Son varias las preocupaciones que tenemos los argentinos, sobre todo en estos tiempos de gran incertidumbre, pero hay dos que destacan, la inseguridad y dónde resguardar nuestros valores. Lo poco o lo mucho que hayamos logrado con el esfuerzo de nuestro trabajo queremos y tenemos el derecho de protegerlo.
Los datos de inseguridad son preocupantes, con situaciones muy dispares en todo el territorio argentino. Hasta enero, en la Ciudad de Buenos Aires la tendencia de la mayoría de los hechos delictivos era hacia la baja, durante la cuarentena se mantuvo en dicha tendencia hasta las últimas semanas, donde comenzó a incrementarse; la Provincia y sobre todo el Gran Buenos Aires, al igual que Rosario y otras ciudades del Interior, el panorama es otro, lamentablemente hace tiempo conviven con hechos delictivos cada vez más preocupantes; los pueblos del interior también han perdido esa tranquilidad que les permitía dejar las puertas de las casas abiertas o las ventanas sin rejas. Son continuas las entraderas a los hogares, cómo sucedió en La Plata y Mar del Plata en la última semana, al igual que los frecuentes robos incluso en Barrios Cerrados o en edificios de los barrios más exclusivos.
La pandemia y las consecuencias económicas como la falta de trabajo, la imposibilidad de realizar changas, el cierre de negocios y el alarmante aumento del narcotráfico, están desarrollando un ámbito propicio para el desarrollo de más hechos delictivos; situación claramente descripta en los dichos de varios funcionarios como el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Gobernadores, Intendentes y referentes de organizaciones sociales.
A la inseguridad hay que sumarle la desconfianza que muchos argentinos tienen a diversas instituciones y gobiernos, justificada en gran medidas por nuestra propia historia, que lleva a tomar la decisión errónea de guardar el resultado de años de trabajo y esfuerzo, en lugares no diseñados para tal fin, como nuestros propios hogares, oficinas o comercios.
Este contexto ha llevado a que varios empresarios, a lo largo de los últimos años, hayan tenido una lectura clara y buscado una solución, desarrollando servicios acordes a una necesidad insatisfecha, brindando espacios especialmente diseñados para paliar las causas de dichas preocupaciones.
Así surgen las empresas Privadas de Resguardo de Valores que llegaron para cubrir la demanda no satisfecha del sistema bancario. Desarrollos que tuvieron sus inicios luego de la crisis del 2001, mediante Mutuales o Cooperativas Agrícolas del interior que generaban espacios de resguardo para sus asociados, luego ya en el 2012 en Córdoba comenzaron a desarrollarse empresas con un grado de profesionalismo mayor y recién en 2014 en la Ciudad de Buenos Aires y Santa Fé se institucionalizó, incorporando nuevas tecnologías y servicios.
A fines del año pasado el mercado cambió, se dio un nuevo paso con el nacimiento de un importante jugador, incorporando mayor innovación, seguridad, calidad de atención y servicios. Se comenzó a brindar soluciones específicas, para mercados y necesidades puntuales (Bóvedas para Individuos, Empresas, Arte, CriptoWallet y sucursales con Bóvedas Automatizadas abiertas al público y dentro de urbanizaciones privadas).
Este crecimiento y desarrollo, ha venido para quedarse, siguiendo así una tendencia internacional, donde empresas privadas, 100% especializadas en el Resguardo de Valores, brindan una solución única, colaborando así, con un cambio cultural que más tarde o más temprano debe darse en la Argentina, las valores nunca deben estar en nuestras casas, oficinas, comercios o fábricas.
Dinero, alhajas, relojes, documentación, escrituras, pendrives, cuadros o cualquier objeto de gran valor económico o sentimental, debe estar en resguardo, fuera del alcance del delincuente.
Si logramos cambiar nuestra cultura, con el tiempo se generará un efecto disuasivo, donde el delincuente sabrá que no encontrará en nuestras propiedades objetos de valor, protegiendo así no solo dichos valores, sino algo mucho más importante, nuestra integridad física, nuestras vidas y a la de nuestros seres queridos.
Hoy el mercado ofrece alternativas serías, con dos grandes referentes, pero pronto surgirán nuevos jugadores, que espero sigan elevando la vara de seguridad, profesionalismo y excelencia en la calidad de servicio.
El servicio de Resguardo de Valores y Alquiler de Cajas de Seguridad Privadas, es una realidad que seguirá creciendo, una solución única y de calidad para una problemática significativa, accesible para todos aquellos que comprenden la importancia de tomar la decisión correcta al momento de pensar donde proteger sus valores y en consecuencia a sus seres queridos.
(*) Presidente & CEO de INGOT