El Cronista - 4 de Agosto de 2023
Las cajas de seguridad son, al menos en la Argentina, el último rincón del sistema adonde una persona puede sentir que tiene a salvo sus activos. A distancia suficiente del andar delictivo, que podría violar hasta el más sofisticado de los escondites hogareños, y potencialmente al margen de una intervención estatal, la oferta del producto se expande más allá del ámbito bancario.
Por historia y tradición, los bancos fueron, durante mucho tiempo, los únicos o principales oferentes de cajas de seguridad en el mercado. Contratarlas, sin embargo, no es tan sencillo y, muchas veces, el filtro está dado en la obligación de tomar otros servicios con la entidad, la escasa disponibilidad y la lejanía física de un rubro mayormente concentrado en las zonas céntricas.
«La demanda es estable, no varió demasiado a lo largo del año. Y hay disponibilidad en muchas sucursales de todo el país», aclaran desde el Banco Nación. La entidad trabaja con varios tamaños de cajas aunque lo que hoy tiene en oferta, mayormente, se focaliza en el segmento chico y mediano.
En este segmento es donde la demanda se vuelve persistente, encarnada en el ahorrista que le teme al fantasma del Plan Bonex y su hermano, el corralito. El Banco Nación, entonces, pone a disposición cajas chicas que miden 10 x 15 x 60 centímetros, con un costo mensual de $ 5004,22. Por su parte, en el caso de las medianas (25 x 30 x 60), el costo mensual es de $ 8418,80.
La pandemia vino a cambiar, con su trazo grueso, el mapa del sistema bancario en la Ciudad de Buenos Aires. La fotografía del centro vacío, con reminiscencia de feriado permanente, obligó al Banco Ciudad a mutar su estrategia y llevar la oferta de cajas de seguridad hasta los barrios adonde residen quienes, ahora, desarrollan su trabajo en la modalidad home office.
«Nuestras cajas de seguridad están ubicadas en diversas sucursales de CABA, aunque ya no sólo en el Microcentro -aseguran los voceros del Ciudad-. Nos expandimos hacia los barrios y, también, tenemos disponibles cajas en la sucursal de la ciudad de Córdoba».
Cuánto cuestan las cajas de seguridad de Bapro y Banco Ciudad
Existen en el Ciudad cinco tamaños de cajas de seguridad. El más pequeño es de 10 x 15 x 60 cm, y el más grande tiene dimensiones de 0,60 x 0,60 x 0,60. «Las cajas más solicitadas son pequeñas y medianas y los alquileres pueden realizarse en forma semestral o anual», explican en la entidad. El alquiler anual de una caja del tamaño más pequeño cuesta $ 70.692 (más) IVA. De tamaño mediano, sale $ 106.991 (más IVA).
Es requisito para tener una caja en el Banco Ciudad registrarse mediante la presentación de DNI; poseer una cuenta corriente o una caja de ahorro con un año de antigüedad, y presentar constancia de CUIT, CUIL o CDI. «En el caso de adquirir un paquete de producto o una cuenta Ciudad, se elimina el requisito del año de antigüedad de la cuenta», aclaran.
En la Argentina se calcula que hay un mercado total de 800.000 cajas en bancos y más de 50.000 en empresas de resguardo de valores
El Banco Provincia de Buenos Aires, por su parte, desarrolla una política más selectiva. «Es un producto que se comercializa entre clientes que tienen varios servicios del banco. El pago se realiza por débito automático mensual de la tarjeta de crédito. Actualmente, la disponibilidad de cajas es menor al 10 por ciento de la capacidad total», cuentan en la sede de la calle San Martín.
Su presencia en todo el territorio provincial hace que la oferta en números sea elevada. El Bapro tiene aproximadamente 52.000 cajas de seguridad distribuidas en 94 sucursales que ofrecen este servicio, aunque la mayor parte se concentra en las sucursales de Casa Central, Casa Matriz La Plata y Departamental Mar del Plata. Hay cajas de diferentes medidas, que van desde 9 x 15 x 60 centímetros hasta los 60 x 60 x 60. El costo trimestral de las cajas de menor tamaño es de $ 9720, mientras que las más grandes alcanzan los $ 59.400.
En el segmento de la banca privada, el Supervielle pelea el liderazgo palmo a palmo. «El banco tiene el producto disponible que, por cuestiones de espacio físico, no está en todas las sucursales. El cliente que desee adquirir una caja deberá consultar según su zona de residencia cuál es la más cercana», explican en la entidad.
Y agregan: «Por otro lado, la gestión para solicitarla es personal en sucursal, sacando un turno y firmando todos los requisitos administrativos y registros de seguridad. Estos requisitos de seguridad hacen que no sea un servicio contratable vía Internet en forma remota».
Los precios de Supervielle y Bancor
El Supervielle ofrece cajas chicas, cuyo precio trimestral oscila entre $ 39.200 y $ 42.700; medianas, desde $ 47.250 a $ 51.975; grandes, desde $ 66.150 a $ 76.545; y extra grandes, desde $ 88.830 a $ 96.390. «Con respecto a fluctuaciones en la demanda, al revisar las estadísticas para esta parte del año, no se observan movimientos considerables -resaltan-. El stock de cajas libres es estable, equilibrado entre clientes que dan de baja el servicio versus aquellos que lo contratan».
La plaza bancaria de la provincia de Córdoba es, por el peso productivo del distrito, una de las más relevantes del mapa financiero nacional. Allí, la oferta de cajas de seguridad tiene en Bancor a su máximo referente. «Ponemos a disposición de los clientes cuatro tamaños de cajas de seguridad que pueden rentarse por seis o 12 meses para resguardar bienes. Los interesados deben disponer de una caja de ahorro o de una cuenta corriente en el banco y ser mayores de edad», aclararon desde la entidad.
La escala de tamaños y precios, IVA incluido, es la siguiente: chica (medidas 8 x 10 x 31 a 8 x 26 x 54 cm) tiene un valor semestral de $ 53.117,34 y anual de $ 106.234,67; la caja mediana (10 x 15 x 38 a 17 x 26 x 54 cm), $ 67.710,01 semestral y $ 135.420,02 anual; caja grande (20 x 30 x 40 a 50 x 50 x 40 cm), $ 91.058,29 y $ 182.116,58; y la caja plus, $ 106.234,67 y $ 212.469,35.
En la comparación interanual del alquiler de cofres de seguridad, la demanda se mantiene estable. En mayo de 2022, la ocupación representaba el 75 por ciento de la capacidad en oferta; en el quinto mes de 2023, había bajado levemente, al 73 por ciento.
El boom de las cajas no bancarias
Con el paso del tiempo, el servicio de las cajas de seguridad vio despuntar la oferta entre entidades privadas extra bancarias que, poco a poco, fueron ganando lugar en la plaza local a partir de la transparencia en las operaciones y una atención focalizada en la comodidad del cliente al momento de operar. La tecnología y robotización del sistema tampoco son datos menores.
«Hausler viene creciendo en forma sostenida desde hace dos años pero el proceso se aceleró cuando lanzamos la primera sucursal robotizada. Es un modelo innovador. Las sucursales robotizadas están ubicadas en shoppings como el Unicenter y Alto Palermo. Generan una mayor privacidad a la hora de operar para los clientes y, por supuesto, también mayor disponibilidad», cuenta Carlos Gesino, CEO de Hausler.
¿En qué consiste la robotización? Es un sistema muy parecido al de un cajero automático. Se trata de un contenedor acorazado, con blindajes y niveles de seguridad europeos. Dentro de ese contenedor, hay un brazo robótico que gestiona las cajas de seguridad y, luego, una terminal de operación para el cliente.
El usuario llega a esa terminal después de atravesar diferentes niveles de seguridad y validación de identidad, todo, por medio de biometría. Así, llega hasta el robot y solicita su caja de seguridad de forma totalmente autónoma, sin la necesidad de la participación de una persona que esté viendo qué hace. El cliente opera, deposita o retira y se va. Esto lo puede hacer en un centro comercial también durante un sábado o domingo, como si fuera un día hábil.
El negocio germinado en el ámbito privado se diferencia del bancario no tanto a partir del precio sino por las facilidades que le brindan al cliente. Gesino considera que «la clave del servicio es la amplitud de horarios, la flexibilidad de los plazos de contratación, la disponibilidad de cajas, que muchas veces en los bancos no se consiguen, y el acceso a las salas de negocios o salas de escritura que son totalmente diferentes a las de una sucursal bancaria», agrega el ejecutivo.
El auge de la oferta privada viene a caballo del avance tecnológico y contiene también ciertos resabios de la pandemia. El primero, principalmente, le permitió a los bancos expandir sus operaciones vía home banking, lo cual en algunos casos llevó a la reducción de la cantidad de sucursales físicas y la inevitable merma de la oferta de cajas de seguridad.
Eso también impulsó la expansión de otros jugadores del negocio de cajas privadas no bancarias. Como INGOT, fundada en 2019 y que ya cuenta con seis sucursales: su casa central, en el Centro, y las de Punta del Este, Nordelta, Córdoba, Flores y Quilmes. Para 2024, proyecta aperturas en Thays Parque Leloir, Mendoza, Rosario, Salta y Neuquén, entre otros lugares. «En año electoral, crece la demanda de cajas de seguridad y la incertidumbre por cuidar los valores«, asegura su CEO, Juan Piantoni.
Calcula ese incremento de demanda en 30 a 35 por ciento contra un año normal. «En la Argentina, cuando hay incertidumbre, la gente traslada lo mucho o poco que tiene al dólar. Es algo que no sucede en otros países. Y esos dólares están bajo el colchón o en cajas de seguridad bancarias o privadas», explica.
Según sus números, en el país, hay un mercado total de 800.000 cajas en bancos y más de 50.000 en empresas de resguardo de valores; en contraste, en los Estados Unidos, el 50% de las cajas de seguridad está fuera del circuito bancario y hay más de 2300 bóvedas robotizadas a escala global.
«Es una tendencia global consecuencia del proceso de digitalización de los bancos que están replegándose de todo lo relacionado con las sucursales físicas -recalca Gestino, de Hausler-. El cierre de sucursales hace que cierren cajas de seguridad o las concentren en unos pocos edificios. Esto genera una incomodidad a los clientes por el traslado. Hay un concepto de cercanía que está presente en este negocio. No querés tener tu caja de seguridad en la otra punta de la ciudad. Esto, que ya ocurre en Europa, también está pasando ahora en la Argentina».
La versión original de esta nota se publicó en el número 355 de revista Apertura.