Los indicadores negativos muestran un preocupante crecimiento. Qué medidas se pueden tomar para resguardar los valores de una manera efectiva
Hace tiempo que todos hemos vuelto a poner a la inseguridad en los temas de conversación diaria, tanto en nuestras casas como dentro de los comercios y empresas.
Desde hace meses, los hechos de inseguridad, cada vez más violentos, comenzaron a cubrir la tapa de los diarios y principales portales de noticias y noticieros televisivos, lamentando más víctimas de robos, hurtos y asesinatos, sin importar la zona geográfica.
Todos los indicadores negativos vienen en aumento: motochorros, entraderas, robos a mano armada, piratería del asfalto. Lamentablemente, no se ve ningún indicio que la tendencia cambie, si no por lo contrario pareciera que la misma se va a pronunciar.
A esto se le suma la llegada de las fiestas y el verano, donde la dinámica cambia, las diversas fuerzas policiales modifican sus estrategias, enfocando sus esfuerzos en dispositivos de control en rutas y localidades veraniegas y por consecuencia dejando de proteger otras locaciones urbanas, ciudades y pueblos del AMBA y del interior. Casas que quedan cerradas y desprotegidas, o encuentros sociales, propensos, por los descuidos de los participantes, a generar mayor cantidad de entraderas.
Las asperezas y vulnerabilidad social, sumadas la falta de trabajo y changas, la continúa penetración de las drogas e influencia del narcotráfico, con delincuentes cada vez más jóvenes, amparados en leyes anacrónicas, alejadas de la realidad actual y la falta de un plan integral de seguridad, claridad en las reglas de juego y la falta de protección a las fuerzas policiales, generan un entorno propicio para que los hecho de inseguridad se incrementen. Así, afectan a mayor cantidad de ciudadanos, sin importar si viven en Palermo, Recoleta, Retito o Lanús, Ezeiza o San Isidro, afectando a Capital, el Conurbano como al interior del país.
¿Qué acciones se pueden tomar?
Ante esta situación y panorama triste pero claro, debemos tomar decisiones a la hora de resguardar nuestros valores y proteger a nuestros seres queridos, y avanzar con un cambio cultural que requería una inmediata acción estatal desde la educación, comunicación y previsión, con reglas claras.
El Argentino sigue teniendo la triste costumbre de guardar sus «valores», en su concepto más subjetivo de la palabra (ahorros, alhajas, escrituras, backup de información, colección de relojes, etc., etc.) debajo del colchón.
Decisión tomada por la desconfianza en el sistema, sumado a la poca o nula oferta de los bancos del servicios de alquiler de cajas de seguridad y principalmente, ante la falta de conocimiento de alternativas serías, seguras y accesibles para la mayoría de los segmentos socio económicos, como son las empresas privadas de alquiler de cajas de seguridad y resguardo de valores, que fuertemente están desarrollándose en distintos puntos del país, consolidando así una tendencia que lleva décadas en el mundo y varios años en Argentina.
Podemos citar a INGOT, como un referente del sector, que junto a otras empresas del rubro, brinda una solución única, a precios accesibles que van desde los $2.100 mensuales, amplitud horaria de lunes a sábado, disponibilidad de tamaños, posibilidad de reservar salas de reuniones y escrituras; cobertura de seguro que va desde los 50.000 a 300.000 dólares, bajo el más sofisticado sistema de seguridad, con la mayor privacidad y confidencialidad.
Instalaciones de INGOT para el resguardo de valores.
Se obtiene así la posibilidad de resguardar nuestros valores en un lugar seguro, lejos de nuestros hogares y empresas, garantizando la integridad de nuestros bienes pero principalmente, a nuestros familiares y empleados.
Son diversas las empresas que prestan el servicio de forma seria en el país como así también en el exterior, como ser Ström INGOT en Punta del Este, acercando alternativas superadoras a la que el usuario de banco está acostumbrado, enfocadas en la calidad de atención, en brindar una experiencia de usuario superadora, muy celosas del cumplimiento de protocolos, que buscan acompañar al cliente en este proceso de cambio cultura tan necesario, modificando costumbres y brindando soluciones concretas a problemas que nos afligen a todos.
El contexto y la inseguridad no podemos cambiarla, o por lo menos no está en las manos de los ciudadanos a pie poder hacerlo, pero podemos cambiar nuestra forma de cuidarnos a nosotros y a nuestros ahorros y valores que con tanto esfuerzo nos ha costado conseguir.