La Nación - 30 de Noviembre de 2024
Las empresas que ofrecen un servicio por fuera de los bancos siguen sun1ando locales en shoppings y edificios, impulsadas por la digitalización del sistema financiero y el cierre de las sucursales bancarias
Por Alfredo Sainz
“Para cada necesidad, habrá un mercado”. El mantra libertario se puede aplicar perfectamente a lo que pasó con el negocio de las cajas de seguridad privadas. En los últimos años, la oferta viene creciendo en forma sostenida, impulsada por el cierre de las sucursales bancarias, y el negocio no se vio afectado por el éxito del blanqueo, que se alimentó en gran parte de los dólares que estaban guardados en este tipo de cajas.
De acuerdo a la Cámara Argentina de Empresas de Servicio de Alquiler de Cajas de Seguridad (Caesacs), en la actualidad en la Argentina operan 14 empresas que brindan el servicio de alquiler de cajas de seguridad privadas. En total, las firmas suman más de 30 locales y continúan con su ritmo de aperturas, a contramano de lo que sucede con las bóvedas de los bancos que pierden terreno con los cierres de sucursales. Los precios de las cajas parten de los 35.000 pesos mensuales y según las estimaciones del sector a nivel nacional ya suman más de 40.000 clientes.
El negocio de las cajas de seguridad privadas no es un invento argentino y de hecho en Europa surgió hace décadas, mientras que a nivel local la empresa pionera lanzó su primer servicio recién hace diez años. “El negocio existe desde hace mucho tiempo en Europa y Estados Unidos, donde la gente acostumbra guardar joyas y alhajas, mientras que en la Argentina estamos más enfocados en el dólar billete”, reconoce Ignacio Serrano, director de marketing de Hausler, la empresa que inauguró su primera sucursal en 2014 y hoy lidera el negocio, con una decena de sedes, incluyendo los shoppings más populares como Alto Palermo y Unicenter. La empresa acaba de inaugurar una sucursal en el edificio Ola Palermo y en 2025 desembarcará en Neuquén.
“El negocio se alimenta de la transformación del sistema financiero, y el paso al mundo digital de la banca tradicional, que implica el cierre de las sucursales físicas. Pero la propuesta excede el resguardo de valores y a nivel mundial este tipo de servicios son utilizados como un back up para información. Cuando más online y digital se vuelve el mundo, estamos más convencidos de la necesidad de tener un respaldo offline”, señaló Juan Piantoni, uno de los fundadores de Hausler que en 2019 vendió su participación en la sociedad y lanzó su propio proyecto. Ingot hoy cuenta con cinco sucursales y prepara para 2025 la apertura de la sexta, en la zona norte del Gran Buenos Aires.
Para salir a competir con los bancos, las empresas de cajas de seguridad privadas cuentan con un par de activos. El primero es la mayor seguridad. “En Hausler fuimos los pioneros en traer las bóvedas automatizadas desde Alemania, que funcionan como una terminal de autoservicio, con una validación biométrica, y que ofrecen la ventaja de que el cliente se cruza con menos gente”, señaló Serrano.
La automatización del servicio es uno de los principales atractivos que ofrecen las cajas de seguridad privadas.
La otra ventaja es la comodidad. “El tema de la amplitud horaria es clave. Los clientes no quedan limitados al horario de atención bancaria y en nuestro caso, cuatro de las cinco sucursales operan las 24 horas los 365 días del año”, explica Piantoni.
La expansión del negocio no se siente solo en Buenos Aires y las principales ciudades del interior también empezaron a sumar este tipo de servicios. “Abrimos cuando terminó la pandemia, a principios de 2021 y nos sorprendió la respuesta. Hoy tenemos clientes no solo de Mar del Plata, sino también de ciudades vecinas como Pinamar o Gesell, donde los bancos no tienen más cofres para ofrecer al público”, señaló Ariel Medinilla, socio de Fortress, una empresa de caja de seguridad que opera en el shopping marplatense Paseo Aldrey.
Alta estacionalidad
En el sector destacan que al igual que las heladerías o la venta de cerveza, su negocio muestra una marcada estacionalidad. “Llega el verano y se dispara la demanda de cajas de seguridad. A partir de noviembre y hasta bien entrado marzo, los pedidos crecen exponencialmente, llegando a aumentar hasta un 30% cada mes. La temporada alta coincide con las vacaciones, un momento en que las familias suelen dejar sus hogares”, señaló Piantoni.
Este año, el negocio además logró sortear con éxito el impacto del blanqueo, que buscaba expresamente que la gente llevara los dólares de la caja de seguridad al banco.
“Para nosotros el blanqueo tuvo un efecto neutro. Si bien hubo un poco más de cierres de caja, también siguieron las aperturas y también creció el negocio de alquiler de las salas de negocios, que ofrecemos para la gente que busca cerrar una escritura y en muchos casos esos clientes terminan contratando una caja”, explicó Serrano.
“En nuestro caso, tuvimos algunas bajas, pero no fue algo muy notorio, porque la gente sabe que se trata de un negocio con una oferta finita y que es muy difícil volver a conseguir una caja una vez que te bajaste”, explican en Fortress.