Hay más de 10 empresas que ofrecen el servicio de resguardo de valores por fuera del circuito bancario. Apuntan al dólar colchón, un clásico argentino.
Bokanz fue fundada en abril de este año en Canning, un polo urbano del sur bonaerense muy cerca de Ezeiza repleto de countries y barrios cerrados. La firma se dedica al alquiler de cajas de seguridad para el resguardo de dinero, joyas y otros objetos de valor material y sentimental, en una zona «desatendida» por los bancos.
El de las cajas extrabancarias un mercado tan joven como floreciente: ya hay 10 empresas que ofrecen el servicio, entre ellas Hausler (la más antigua en el país), Ingot, la marplatense Fortress y la rosarina Botic. La mayoría tiene previstas nuevas aperturas de sucursales para 2023, sobre todo en el AMBA.
Diego Arias, director de Bokanz, señala que la bóveda tiene 2.600 cajas, de las cuales el 40% ya están ocupadas y que «el año próximo abrimos dos nuevas filiales, una en el microcentro y otra, en Lomas de Zamora». La expansión tiene que ver en parte con la drástica reconversión de banca hacia la digitalización y el cierre de sucursales físicas. Se estima que en el país hay cerca de 900.000 cajas de seguridad repartidas entre bancos públicos, privados nacionales o internacionales.
La migración del negocio de guardar valores es global. Se lo conoce como Private Vault (bóveda privada, en inglés) y la pionera en incursionar en el negocio en la Argentina fue Hausler. Nacida en 2014, hoy tiene 6 sucursales (dos más en construcción y próximas a inaugurar) y alrededor de 15.000 clientes, según dice el CEO de la compañía, Carlos Gesino.
El gran desafío, coinciden en el sector, es derribar los temores de la gente sobre la seguridad de las cajas ubicadas por fuera de los bancos. «Las bóvedas privadas ofrecen protección contra robos, incendios e inundaciones y son más seguras que las bancarias», proclama Juan Piantoni, director de Ingot, una empresa creada en 2019 pero que ya tiene 6 sucursales, una de ellas en Punta del Este, Uruguay.
Piantoni, un ex ejecutivo del City y ex cofundador de Hausler, habla de una tendencia global. «En el mundo hay más de 2.300 bóvedas privadas y en los Estados Unidos, el 50% de las cajas de seguridad están fuera del circuito bancario», detalló el empresario.
Las empresas intentan diferenciarse del servicio tradicional. Las bóvedas, por lo general, están ubicadas en edificios comerciales o de oficinas y shoppings. Son totalmente automatizadas, tienen monitoreo por cámaras, sensores de movimiento y acceso por biometría o lectura de iris. «El sistema se opera como un cajero automático, sin necesidad de interactuar con terceros. El cliente entra en un box y la caja llega a la mesa», explica Piantoni.
Hay otros diferenciales, como el horario de atención extendido, plazos de contratación más flexibles (15 días, 1, 2, 3, 6 meses o en forma anual), y la posibilidad de contar, en la mayoría de los casos, con salas privadas provistas incluso de contadores y verificadores de dinero para efectuar operaciones (boletos o escrituras). El costo varía en función del tamaño de la caja. Una promedio ronda los $ 6.000 mensuales.
El origen de Bokanz no es casual. «Uno de los socios estratégicos es el dueño de La Guardiana, una empresa que desde 1954 fabrica y provee cajas fuertes y bóvedas a los principales bancos del país», dice Arias. Gesino, de Hausler, adelanta que en 2023 prevén abrir entre 4 y sucursales nuevas. «La estrategia es consolidarnos primero en Capital y luego expandirnos al interior del país», resume.
El dato llamativo es que las personas no sólo buscan resguardar dinero, joyas, obras de arte o activos financieros. «La gente guarda objetos con valor monetario y también con valor sentimental, como cartas, recuerdos o fotos de familia, por temor a los robos, incendios o inundaciones”, relata Piantoni. No obstante, el uso principal es hallar un refugio para el «dólar colchón», una costumbre tan argentina como el tango.
Las empresas del sector consideran que todavía hay mucho espacio para crecer, tal como ocurre en otras partes del mundo. Aseguran que se trata de un servicio que va más allá del público ABC1. «Abrimos en abril y ya tenemos ocupadas el 40% de las cajas», dice Arias. Gesino subraya que los favorece el cierre progresivo de las sucursales físicas de los bancos, por el avance de la digitalización. «Hoy se calcula que hay 25.000 cajas extrabancarias, lo que habla a las claras del potencial del negocio», señala el alto ejecutivo.