Los ahorros de una vida. El reloj del abuelo. La carta de un amor perdido. Aquella fotos de un momento único. Un documento irreemplazable.
Por José Calero
No se trata sólo de dinero, oro o joyas lo que muchos quieren preservar con la certeza de que nada pasará si, por ejemplo, ocurre un infortunio en el hogar. Hay una necesidad humana de atesoramiento de recuerdos que atraviesa a todas las clases sociales, y muchas veces va más allá del patrimonio.
Ese fue uno de los motivos que llevó a Juan Piantoni a crear INGOT, la compañía de alquiler de cajas de seguridad. También a repensar el modelo tradicional de ese servicio y convertirse en pionero en desarrollar en la región una propuesta que históricamente fue considerada privilegio de pocos.
«Quería impulsar un cambio cultural. Transformar el concepto de que quienes contratan este servicio de excelencia son únicamente personas de alto poder adquisitivo. Toda persona debería tener una caja de seguridad, para resguardar lo más preciado de su vida», dice Piantoni, en una entrevista con Bank Magazine.
En el mercado empiezan a verlo como el empresario que cambió la cultura del sistema de cajas de seguridad, por la variedad de servicios ofrecidos y la sofisticada tecnología de última generación puesta en práctica. Y ya más de uno está pensando en imitarlo, así que habrá competencia…
«Hay que dejar de lado el concepto de que las cajas de seguridad son sólo para aquellos que tienen plata, empresarios o personas de alto poder adquisitivo. Es un servicio que toda persona debería tener. Cuando uno escucha a gente que ha pasado por un robo y le han llevado gran parte de los valores que no puede recuperar, entiende la importancia de servicio», señala.
El expertise logrado en su paso por Citi y haber fundado Hausler en el 2014, decidieron a Piantoni (43 años) a lanzar en octubre de 2019 – menos de seis meses antes de la llegada de la pandemia a la Argentina – esta compañía con casa matriz en avenida Corrientes al 600, en plena city.
Hasta no hace mucho el servicio de resguardo de valores era potestad de los bancos. Pero la cantidad de cofres disponibles fue mermando en la última época, empujado por la mayor demanda y las transformaciones del sistema bancario aceleradas por la pandemia.
Saber cuantas cajas de seguridad hay en la Argentina es aventurarse en terreno desconocido: en algunas fuentes del mercado hablan de apenas 350 mil. Piantoni, un experto en la materia, las estima en 600 mil.
Y de lo que está seguro es de que en ese servicio hay mucho terreno para recorrer, y ganar. Estima que habría 1.200.000 potenciales clientes de este servicio de resguardo de primer nivel y sofisticada seguridad, el precio de «medio litro de tanque de combustible por mes», como le gusta gratificar.
«Hay un proceso en el que lois bancos se fueron achicando, hubo fusiones, y se redujo la oferta de cofres. Muchas sucursales periféricas han dejado de tener esos tesoros», señala en su diálogo con Bank Magazine.
Pero aclara que INGOT «compite más con el ‘colchón'», que con los bancos. «Hay una necesidad de un cambio cultural en la Argentina en cuanto el concepto de resguardo. Mucha gente sigue guardando valores en su casa, en su oficina o empresa. La realidad es que es un grave error, por el riesgo que lleva implícito de perder el valor o sufrir un daño potencial a la integridad física o a la vida», advierte.
«Mucha gente no guarda sus valores en bancos o servicios como el nuestro por un tema de desconfianza o desconocimiento, suponiendo que está destinado a personas de altos ingresos y no para la clase media trabajadora», señala.
INGOT está construyendo una sucursal en el barrio porteño de Flores (sobre avenida Gaona) y otra en córdoba. Ambas esperan inaugurarlas a fin de año. «La idea de la Sucursal Flores es brindarle un formato de servicio al comerciante, que tiene una necesidad insatisfecha en el guardado de valores, y también al público general de la zona», explica Piantoni, y anticipa que en el 2022 planean abrir una en Thays Parque Leloir, y otra en Rosario.
Las sucursales – invierten U$S 1,2 millones en cada una – no sólo tienen tecnología más sofisticada en materia de seguridad, sino que incluyen un sistema automatizado bajo la marca I24 by INGOT, por el cual el cliente puede acceder las 24 horas.
A mediados de junio abrieron en Nordelta (edificio Puerta Norte, frente al centro comercial donde está la mayoría de los bancos), y ya tienen medio centenar de clientes. «La gente debe tomar conciencia de que tener valores en una casa es un llamado para el delito, y no una seguridad. Hay que evitar que haya valores en las propiedades y alojarlos en lugares desarrollados para este tipo de servicios», aconseja.
Piantoni entiende que el concepto de valor «excede por mucho lo monetario», y explica que el cliente «guarda infinidad de cosas, y no sólo por un tema de robo, sino también de incendio, inundación o cualquier otro imponderable».
«Hay ciertas cosas que no se pueden recuperar. Cuando a uno le roban una colección de relojes, un documento, una escritura, un recuerdo. Tal vez una alhaja que no tenía gran valor monetario, pero sí era el regalo de una abuela o de la madre, es un daño emocional mucho más grande que el dinero», señala.
Y agrega:»Hay cosas que no se pueden recuperar con el pago de un seguro. Son las que deberían estar bien guardadas mediante un servicio de excelencia a un precio accesible».
En la casa central sobre la avenida Corrientes, INGOT tiene capacidad para 6.000 cajas, de las cuales más del 20% ya están contratadas, mientras que en Nordelta ofrecen otras mil.
«Todas las sucursales que estamos abriendo tienen un modelo de casi 1.000 cajas. Nuestro objetivo es abrir tres por año», adelanta. También tienen presencia en el exterior, a través de una alianza con una compañía uruguaya, con la que formaron Ström Ingot y brindan servicio en el Enjoy Punta del Este Casino & Resort.
COMO UN CAJERO AUTOMÁTICO
¿Se acostumbra el usuario argentino al modelo automatizado?
«Cada vez les gusta más», dice Piantoni. Ya se usa en Nordelta y Punta del Este, y el usuario lo toma muy natural. «Lo que más nos está sorprendiendo, y era nuestra mayor duda, es si la gente mayor iba a recibirlo bien. Y la realidad es que sí. Es como un cajero automático que le acerca al cliente la caja de seguridad luego de haber pasado los anillos de seguridad previos, incorporado su huella digital, clave, tarjeta personal y, finalmente, la llave de acceso a la caja», detalla.
Fuera del horario comercial, que es de 9.30 a 18.30, de lunes a viernes, y sábado de 10 a 14, el cliente también puede acceder a sus valores, a través de un proceso de ingreso monitoreado y guiado desde casa central. No tiene contacto con persona alguna. Un cofre tradicional de 10x15x60cm tiene un costo de $32.000 al año.
«Tenemos la gran ventaja de que el cliente puede contratar por 48 horas, un mes, tres, seis, o lo que necesite. Es muy útil para clientes que hacen operaciones inmobiliarias. En los bancos el mínimo es 180 días, y en la mayoría de un año. Además, por la pandemia, ya casi no ofrecen las salas de reuniones para hacer operaciones inmobiliarias y otras. Nosotros sí», destaca.
Los dueños de Ingot son dos grupos empresariales argentinos, y Piantoni, que es presidente, accionista y CEO de la compañía. «Estamos dando los primeros pasos para desarrollar el negocio en otros países de la región, como Paraguay, Brasil», anticipa.
Las redes sociales constituyen un canal de posicionamiento y ventas muy fuertes para segmento de servicios. Diariamente ingresan a la web de INGOT unas 400 personas promedio, un flujo grande, y la mayoría se contacta para avanzar con la contratación.
«Este es un negocio de locación y cercanía, mucha gente esta interesada, pero la sucursal le queda lejos», explica Piantoni. Por eso, considera que la filial del barrio de Flores será estratégica para el crecimiento de la compañía, y revela que uno de los próximos objetivos es abrir en la zona sur del conurbano. Además, están viendo locaciones en varias provincias.
«Este mes terminamos de cubrir los costos operativos del negocio, pasamos a balance positivo, lo cual no es un tema menor en este momento», se entusiasma Piantoni.
BÓVEDA DE ARTE
La propuesta de INGOT para sus clientes incluye la primera bóveda de guardado de arte en la región, servicio World Class. Incluye hasta una sala especial montada de las obras para exhibirlas a potenciales compradores o, simplemente, poder contemplar el arte de manera privada y segura. El servicio incluye, además, acuerdos con profesionales de la industria para traslados, curaduría y tasación.
CRIPTOMONEDAS
Entre la amplia oferta de INGOT, hay una que sorprende y se adecua a la perfección al momento actual, donde las criptomonedas están en el centro de todas las tertulias financieras. En INGOT desarrollaron un diseño especial para guardar los denominados «cripto wallet», que almacenan códigos de acceso a criptomonedas. El acceso al mundo cripto puede ser virtual, mediante un código en la web, o a través de un pen drive, que si se pierde impide acceder a la criptomoneda. Son los cripto wallet, para los cuales INGOT desarrolló un módulo especial. Allí el cliente puede guardarlos en un lugar seguro, que impide no sólo su sustracción o pérdida, sino también que haya algún daño magnético. Ya tienen varios clientes en este nicho específico. Y van por más…